miércoles, 7 de febrero de 2007

¿Una nueva era... ?

Con el partido amistoso entre México vs Estados Unidos, del 7 de febrero arranca la era de Hugo Sánchez como director técnico del seleccionado Nacional. Es interesante que el primer rival de México en esta nueva era sean los Estados Unidos, el vecino del norte, que pasó de ser tres puntos seguros durante décadas a ser un rival difícil y frente al que ya no existe, ni volverá a existir, la tranquilidad de saber que seguro vamos a ganar. Se dirá que pocos equipos han crecido futbolísticamente como lo ha hecho Estados Unidos en los últimos mundiales, que las distancias ya no existen y que cualquier David puede hacércecela a más Goliath. Al lado del supuesto gran crecimiento de los americanos está el poco crecimiento del futbol mexicano como institución nacional. No sé quién habrá sido el que acuño esa frase tan verdadera y devastadora que dice "Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos", pero pocas cosas se han escrito que sean tan verdaderas y ejemplifiquen tan bien lo que ha sido la historia del mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Como los eventos mundiales de este nuevo siglo han demostrado, Estados Unidos manda en el mundo y puede hacer lo que se le antoje y México no ha estado al margen de los abusos del gobierno americano. La intromisión cada vez mayor en nuestros asuntos ha dado al mundo la imagen de un México sometido a la voluntad cada vez más facista del gobierno gringo. Los países del tercer mundo estamos condenados a ser dependientes para casi todo de las potencias y mientras que los países del cono sur han adoptado más las culturas europeas, nosotros, geopolíticamente ensartados en donde estamos, no nos ha quedado otra que la Fast Food Culture de los incultos del norte. Durante nuestra larga historia como vecinos hemos tenido que ver a un país que, después de despojarnos de casi la mitad de nuestro territorio nacional, tiene siempre más cosas, mejores y más brillantes. Los albañiles estadounidenses pueden comprarse coches que doctores de hospitales públicos y maestros mexicanos no podrían jamás. Sus equipos de futbol americano de universidades comunitarias, el nivel deportivo más bajo de su nación venían a jugar contra los mejores equipos de la nuestra y nos propinaban derrotas que rayaban en lo absurdo, las mascotas de los hogares de clase media tienen una alimentación más nutritiva que la mayoría de nuestros paisanos... Los ejemplos son más y muchos, pero si en algo siempre habíamos tenido el placer de decir "tómala, güerito cagaleche", salvo el ocasional jardinero mojado que se cogía a la hija (o al hijo) del senador republicano, era en el futbol. Ya no. Por eso para mí es simbólico que el más grande de nuestros héroes futbolísticos debute como líder de nuestra escuadra Nacional contra nuestro ahora acérrimo rival, los Estados Unidos de América.
¿Qué podemos esperar? El contexto actual no es alentador. La política mexicana, siempre sumisa ante los Estados Unidos, ahora lo es más que nunca. Tampoco es alentador que Hugo no sea el ejemplo del líder discidente que enfrenta a los grandes poderes, y su sumisión ante Televisa, principal promotor del estancamiento del futbol nacional, y el América, sus halagos desmedidos por ese equipo, por Lapuente y su añeja asociación a esta empresa como analista invitado a eventos futbolísticos internacionales lo atestigua. Los partidos amistosos no existen, es la verdad, ni siendo muy europeo y ni siquiera muy del norte de Europa, como de Finlandia o Noruega, el extremo más alto de nuestra desquebrajada civilización, existe el partido amistoso, y menos cuando juega México, en los albores del Muro de la Vergüenza, en el momento más reaccionario del gobierno americano en contra de nuestros paisanos indocumentados, justo cuando la violencia de la policía fronteriza es más cruda e indiscriminada, justo ahora, México comienza una nueva etapa en su historia futbolística contra los Estados Unidos. Y no es cualquier etapa, me atrevo a decir que la mayoría de los mexicanos amantes del futbol están muy ilusionados con el nuevo timonel.
Si Hugo quiere demostrar que esta es una nueva era en la selección debería decirle a sus pupilos que no sólo salgan a ganar, sino que salgan a comerse vivo al rival, a recuperar la supremacía de la Concacaf desde el primer minuto de esta nueva era. Sin duda la valentía está en muchos de los jugadores, los repatriados han demostrado tener unos güevos de oro, porque salir campeón de la Champions League con el Barcelona, irse solito a Holanda a rifársela en el PSV, irse al futbol alemán (¡Al futbol alemán, por el amor de Dios!), sacrificando lo económico, lo personal y exponiéndose a las actitudes más antiguas e incivilizadas de la vieja, y todavía muchas veces retrograda, Europa, para eso se requieren huevos.
Más allá del escepticisimo de muchos, de los sueños ("Mamá soñé que Hugo nos sacaba campeones" "Yo también m'hijo") de muchos más, habrá que ver si Hugo tiene el valor, o si le vale. Estoy convencido que Hugo ve este trabajo no como el trabajo de sus sueños, lo que sería ideal en un entrenador nacional, que vie y sufre por sus colores, sino como la plataforma para el verdadero trabajo de sus sueños, que es dirigir al Real Madrid. Creo que si la oferta de dirigir al Madrid llegara la próxima semana Hugo dejaría la selección como de rayo, o lo que es lo mismo, como dejó a los Rayos; pero bueno, no es eso algo por lo que debamos preocuparnos.
Mientras que en épocas como la Edad Media y el Renacimiento la gente vivía interpretando los signos y símbolos que la vida cotidiana les presentaba, ya fuera en el cielo o en la tierra, y dependiendo de estos signos tomaba decisiones sobre cualquier asunto, nuestra época se ha caracterizado por una completa falta de interés por lo trascendental, por aquello que significa más que una palabra, lo que está detrás de las palabras, que es su significado, palabras como honor, dignidad, honestidad, justicia, verdad, mentira, etc., entre muchas otras. Los pretextos que pueden surgir después de un mal debut son muchos, todo nos los sabemos: "Es nuestro primer partido", "es un primer ejercicio", "los muchachos estaban cansados por el viaje", "todavía falta mucho por hacer, pero es un buen primer paso", "es sólo un partido amistoso, no hay que darle demasiada importancia", "hay que asimilar el sistema". Creo que Hugo debería aprovechar la oportunidad y vivir este encuentro con todo el simbolismo que tiene, darle importancia a cada minuto del partido, al desempeño, a la estrategia, a la enjundia y al resultado. Que tome a este partido como un signo o símbolo de lo que va a ser su estadía al frente de la selección, porque lo quiera o no, lo será. Así pues esperemos que dentro de unos meses no estemos diciendo "Qué poca madre, tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos y con Hugo de entrenador".

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