domingo, 25 de febrero de 2007

La nueva lista...

El pasado viernes 23 de febrero se dió a conocer la nueva lista de convocados para representar a la Selección Mexicana para el partido amistoso que jugarán contra Venezuela el próximo miércoles. A pesar de que el seleccionador, Hugo Sánchez, está probando hasta a siete jugadores que nunca habían sido seleccionados, y que vió condicionado en su convocatoria a un máximo de tres jugadores por equipo, además que no va a convocar a ningún seleccionado sub 20 por decision táctica, hay sin embargo, varios nombres que saltan a la vista y que resultan muy controversiales.

Porteros:
Guillermo Ochoa (América)
José de Jesús Corona (UAG)
Sergio Bernal (Pumas)

Se supone que Oswaldo Sánchez (Santos) es el portero titular, aunque me parece válido preguntarse si no es mejor ir dándole la alternativa a Guillermo Ochoa (América), que es sin duda, la promesa a futuro. Oswaldo Sánchez, fue contratado por el Santos como una especie de “Salvador”, sin embargo su presencia no ha mejorado en nada la precaria situación de su equipo que es un serio candidato al descenso.
Por otra parte, llama mucho la atención que Hugo Sánchez insista con Sergio Bernal (Pumas), en detrimento de buenos porteros como son Omar Ortíz (Chiapas), Adrián Martínez (San Luis), ó el propio José de Jesús Corona (UAG), pues es él el que se cae de la convocatoria cuando Oswaldo Sánchez está sano. Esto nos hace pensar que Hugo Sánchez de verdad piensa llevarse a Sergio Bernal a la Copa de Oro ó incluso a la Copa América como tercer portero, lo que resulta incomprensible, por calidad y por edad.

Defensas:
Joaquín Beltrán (Necaxa)
Jonny Magallón (Guadalajara)
Emilio Viadez (Toluca)
José Antonio Castro (América)
Fausto Pinto (Pachuca)
Joel Huiqui (Cruz Azul)
Israel Castro (Pumas)

Tres jugadores llaman poderosamente la atención en la defensa, la primera convocatoria de Emilio Hasán Viades (Toluca), el regreso al tricolor de Joel Huiqui (Cruz Azul), y la insistencia de Joaquín Beltrán (Necaxa).
Emilio Hasán Viadez, a pesar de ser un jóven lateral izquierdo nominal muy aguerrido, es un jugador que comete muchísimos errores precisamente por las ganas con las que pelea cada balón, es más ayer mismo, en el partido entre el Toluca y el Morelia, cometió un penal que le costó el partido a su equipo. Es un defensa que es más pundonor que calidad, pero puede que no esté mal darle la oportunidad.

Joel Huiqui (Cruz Azul) es un defensa correcto, que tiene buen físico y buenas hechuras, sin embargo no termina de convencer a los seleccionadores nacionales. Se cayó de la convocatoria de Lavolpe para el Mundial, y le pasó lo mismo con Hugo para el partido contra Estados Unidos. Recibe una nueva oportunidad, aunque no da la impresión que se le considere como un indiscutible para el proceso hacia Sudáfrica.
Lo que resulta inexplicable es la insitencia en la convocatoria a Joaquín Beltrán (Necaxa). Queda claro que es uno de los jugadores preferidos de Hugo Sánchez, y que el jugador se consituye en un lider en los equipos que ha jugado, sin embargo también que ya no tiene ni la edad, ni la calidad, ni la velocidad para ocupar el puesto de defensa central en la Selección Nacional. Si lo que Hugo Sánchez busca con su presencia es liderazgo en el vestuario, hay varios jugadores con una mayor experiencia internacional que pueden ayudar más a los jóvenes, como Claudio Suárez (Chivas USA), Salvador Carmona (Cruz Azul), ó Duilio Davino (América).
Sin embargo se trata de ir preparando a una Selección para el Mundial del 2010, y existen varios jugadores jóvenes que podrían muy bien entrar en convocatorias futuras, como por ejemplo Aarón Galindo (Grasshoppers), Goyo Torres (Atlas), Margarito González (Querétaro) ó Héctor Reynoso (Guadalajara), pues habría que probar quiénes acompañan a Rafael Márquez (Barcelona), Carlos Salcido (PSV Eindhoven) y Ricardo Osorio (Stuttgart).

Mediocampistas:
Ramón Morales (Guadalajara)
Gerardo Torrado (Cruz Azul)
Gerardo Galindo (Necaxa)
Juan Carlos Medina (Atlas)
Carlos Morales (Toluca)
Manuel Pérez (Atlas)
Israel López (Cruz Azul)
Andrés Guardado (Atlas)

Es probablemente la línea con mayor proyección con la que cuenta la Selección Nacional. Personalmente me sobra Gerardo Galindo, aunque le doy el beneficio de la duda. Y la contensión es la que presenta mayores problemas por la edad, pues ni Torrado, ni Israel López, ni Pavel Pardo (Stuttgart), el titular indiscutible, son unos novatos. Habrá que considerar para el futuro a buenos jugadores como Juan Carlos Mosqueda (América), Alberto Medina y Gonzalo Pineda (Guadalajara), Antonio Naelson y Salvador Reyes (Toluca).

Delanteros:
Cuauhtémoc Blanco (América)
Francisco Fonseca (Tigres)
Francisco Palencia (Pumas)
Juan Calos Cacho (Pachuca)
Fernando Arce (Morelia)

Hugo Sánchez se queja de la falta de delanteros en México, de ahí la necesidad de “fichar” a Nery Castillo (Olympiakos) que todavía no se termina de definir a jugar por México. Sin embargo este es la linea que en mi opinion levanta mayores controversias. Primero que nada se considera delantero a Fernando Arce (Morelia) que a pesar de llevar una buena cuota goleadora en este torneo, no es propiamente un delantero nato, más bien es un enganche ofensivo. Por otro lado, resulta incomprensible la insistencia en convocar a Francisco Fonseca (Tigres), que a pesar ser uno de los hombres de confianza de Hugo Sánchez y de haber anotado en su ultimo partido con su equipo, no ha cumpplido las expectativas que su multipublicitado y millonario contrato había levantado en Monterrey, además de haber sido objeto hasta de burlas por su falta de velocidad en el partido contra Estados Unidos.
La convocatoria de Francisco Palencia (Pumas) es sin duda un premio al buen momento del jugador en su equipo, y a que es uno de los jugadores de jerarquía de este país, sin embargo ya no está en edad de formar parte de ningún proceso de cara a la Copa del Mundo. Existen varios jugadores que valdría la pena probar en esa posición como Miguel Sabbah (Cruz Azul), Carlos Esquivel (Toluca), Rafael Márquez Lugo (Morelia), Miguel Ángel Landín (Pachuca), Adolfo Bautista (Guadalajara) ó hasta Guillermo Franco (Villareal) que merece otra oportunidad de mostrarse.
En téminos generales la convocatoria me pareció interesante en parte, pues me parece muy acertado que Hugo Sánchez pruebe a varios jugadores que han demostrado condiciones con sus respectivos equipos, sin embargo me resulta preocupante que insista con varios otros jugadores que considero que no deberían ser seleccionados, y lo son por ser hombres de confianza del entrenador. Este tipo de decisiones no me parecen para nada acertadas, pues van en detrimento de la Selección, y traicionan las promesas del propio Hugo Sánchez de convocar a los mejores futbolistas mexicanos.

Sebastián del Amo

miércoles, 14 de febrero de 2007

¡Es la cuna!



Mientras el mexicano-uruguayo continúa especulando con la oferta de Grecia, bajo el influjo de su padre-representante; el jovencito quien actúa en el Barcelona, aconsejado por su progenitor (Zizinho) ya tomó una decisión y es por México

A ambos los conocimos como jugadores.

Nery Castillo padre pasó por San Luis.
Zizinho vino al América, pasó por el León y terminó su carrera en el equipo La Raza de futbol rápido; después se dio a la tarea de criar a sus hijos tanto en lo académico como en lo deportivo, para luego buscarles mejores horizontes a sus dos chavales.

Nery padre regresó a Uruguay, donde hizo debutar a su vástago en el Danubio, aceptando más tarde una propuesta para emigrar al futbol griego, poco competitivo, pero mejor asalariado.
Zizinho llegó a España y no dudó en promover a Giovanni y Jonathan para que se incorporaran al Barcelona, donde hoy Giovanni apunta muy alto y el menor apunta a destacar.
Siguieron caminos diferentes desde la cuna.
Castillo padre apunta a depender de su hijo; Zizinho tiene su propia escuela de futbol, y Giovanni hace lo que más le gusta: jugar al futbol.
Nery padre impone.
Zizinho sugiere y encamina.
La diferencia nació en la cuna.
Cuántos ejemplos no han pasado en la vida que los propios padres son los arquitectos del destino de sus hijos.
Los ejemplos serían innumerables, pero en esta ocasión en el futbol mexicano existen dos casos muy claros en donde la influencia paternal ha sido determinante para moldear el carácter de ambos futbolistas.

Nos referimos a Nery Alberto Castillo y a Giovanni dos Santos, quienes han marcado su destino bajo la influencia de sus progenitores, dos ex futbolistas profesionales.
Casos similares a simple vista.
Pero muy diferentes en su entorno.
Pues mientras a Giovanni dos Santos se le ha inculcado el valor de la identidad, de saber manejarse con congruencia bajo precepto moral bien cimentado y consciente de su nacionalidad y de su origen.

Por el otro lado Nery Alberto Castillo, quien naciera en México, quizá por cosas del destino, pero que dentro de su entorno no siente los colores nacionales.
Nadie puede negar que los padres de ambos jugadores buscan el éxito de sus vástagos, sin embargo mientras en el entorno de Giovanni se escucha estabilidad, coherencia en la definición de su futuro, resaltando que siempre se verá como mexicano, por el otro lado a Nery Alberto lo han presionado para que pueda manejar su destino acorde a sus intereses económicos.

Una situación que parece ilógica para un futbolista que está en la parte más complicada de su carrera y que quizá él no desea jugar por México, pero la influencia de su padre lo obliga casi a ponerse la camiseta nacional a fuerzas.
Sin duda es un hecho para analizar y de una vez por todos distinguir que el portar la camiseta nacional no es cuestión de obligación, sino de gusto y Giovanni le ha ganado el pulso a Nery Alberto Castillo al gritar a los cuatro vientos que se muere por el seleccionado mexicano.

JORGE CARRICART
Ovaciones
14/ Feb/ 2007

lunes, 12 de febrero de 2007

¿Hasta cuando?...

Resulta realmente preocupante la altanería que está demostrando Hugo Sánchez desde su nombramiento como seleccionador nacional durante el pasado Congreso Internacional del Futbol en Pachuca, Hidalgo. Desde entonces, más que un programa de trabajo serio, hemos sido testigos de una série de desplantes y de declaraciones que en mi humilde opinión, son impropias para una persona en su posición.
La primera experiencia de Hugo Sánchez desde el banquillo fue desastrosa. Y más allá de cómo se dio el resultado, pues ciertamente la selección mexicana mereció mucho más, resulta particularmente desastroso, debido a las expectativas que el propio Hugo Sánchez había creado en torno a este partido contra Estados Unidos, gracias a sus declaraciones, pues lo calificó de una “obligación”, y una “cuestión de orgullo”, pues con este partido se iba a demostrar quién es el “gigante de Concacaf”, y es que el futbol no es de merecer, es de resultados.
Como explicamos en el artículo “Más rápido cae un hablador que un cojo” publicado en este mismo Blog, el seleccionador estadounidense, a pesar de que supuestamente es sólo entrenador interino, estuvo preparando el partido cinco semanas antes. Calladito y trabajando presentó a un plantel que, como desgraciadamente ya es costumbre, neutralizó al equipo mexicano, que al final se vió completamente desbordado e impotente ante la eficacia de los estadounidenses. Por su parte el seleccionado mexicano se juntó un par de días antes del encuentro, tuvieron unicamente dos entrenamientos de una hora y media, y se notó. El resultado lo dice todo.
Uno imaginaría que cuando te pasan este tipo de cosas, una persona sensata las aprovecharía al máximo para sacarle provecho y aprender un par de cosas. Que con esto te caerían los veintes de que es únicamente trabajando con humildad y mucha seriedad que a mediano o largo plazo se empiezan a notar los resultados, la inmediatez suele producir generalmente sonados fracasos. Sin embargo lo que resulta realmente preocupante es que lejos de eso las declaraciones posteriores al partido de Hugo Sánchez muestran una soberbia, que nos hace pensar que realmente no aprende.
Por otro lado cabe mencionar que cuando fueron a preguntarle su opinión a Ricardo Antonio Lavolpe sobre el partido, lejos de alimentar el morbo, respondió a las preguntas de manera sosegada, evitando hablar de Hugo Sánchez, y hablando en términos como “No sé por qué siempre NOS la hacen…” Pues cuestele a quien le cueste el señor Lavolpe, a pesar de estar en Argentina, se siente mexicano, y como a cualquier mexicano no le gusta ver perder a su selección.

Mientras Hugo viajaba acompañado por su esposa en primera clase desde Phoenix, a diferencia del resto del plantel que viajaba en clase turista, no se le ocurrió otra cosa que decir que “tenemos que ganar la Copa de Oro… Y después la Copa América…” Esto lejos de ser una declaración de intenciones, el Pentapichichi lo da por sentado. Eso no está bien.
Ahora está intentando caldear un poco el ámbiente de cara a su próximo amistoso contra Venezuela, pues lo considera un rival infinitamente inferior. Declaró que en ese partido lo unico que se iba a jugar era “un poco de petróleo” y les pidió a los reporteros presentes que lo “ayudaran a volver el encuentro un poco más emocionante”.
Este tipo de declaraciones me preocupan y me desagradan. Hay que reconocer el avance del futbol en Venezuela, que ha pasado en un periodo realmente breve de ser el perpetuo último lugar en competencias continentales, a competir con los otros países de la zona. Además el futbol mexicano le debe bastante a la Federación Venezolana de Futbol, pues fue gracias a ellos que los equipos mexicanos comenzaron a competir en la Copa Libertadores de América. Además Venezuela es el país organizador de la Copa América del 2007, así que por simple y llana cortesía valdría la pena intentar evitar herir inutilmente suceptibilidades. Por eso cobran doble valos las declaracione del seleccionador venezolano, Richard Páez, que demuestra experiencia y clase al comentar “Yo soy un hombre respetuoso del futbol y no hay nada a lo cual responder. A ese tipo de comentarios no se les presta mayor atención, lo importante es trabajar... y si hay algo que demostrar que sea en la cancha”.

La pregunta que ahora se me plantea es: ¿Qué pasaría su Venezuela le saca un buen resultado a México?… ¿Aprenderá así el señor Hugo Sánchez a moderarse?… ¿Y hasta cuando seguirá este enamoramiento con los medios?… ¿Hasta cuando?…

Sebastián del Amo

domingo, 11 de febrero de 2007

La identidad en fuera de lugar


A este país le faltan tres cosas: seguridad, justicia social y delanteros. Me asombra que el tercer tema no se discuta más allá del ámbito deportivo; ahí puede estar la clave para saber por qué hay tantos mexicanos simpáticos y tan pocos eficaces.

Aunque la amabilidad es una de nuestras obsesiones, sería exagerado decir que fallamos goles por cortesía. Anteayer nos sometimos al psicodrama de una selección que llegó a tener cinco delanteros y jugó a crear oportunidades para desperdiciarlas. Como el adversario era Estados Unidos, la contienda asumía visos de reconquista. El deseo desmedido de vencer al vecino en su propio césped explica en parte la noble disposición de nuestros jugadores a llegar al martirio antes que al gol. Se trataba de un momento significativo pero no excepcional: en el estadio de Phoenix se consolidaba una costumbre.

En La fenomenología del relajo el filósofo Jorge Portilla estudió la importancia que el mexicano concede a "echar montón". Las fiestas, los juegos, las ceremonias y los acontecimientos sociales son un pretexto para estar juntos y comer tamales. El motivo y el desarrollo del acto nunca es tan decisivo como saber que volvimos a encontrarnos. El célebre puente Guadalupe-Reyes garantiza la vida gregaria del 12 de diciembre al 6 de enero, y el calendario cívico fomenta reuniones a propósito de héroes que desconocemos y leyes que no acatamos. Por si acaso, cualquier accidente propicia el jaleo. Si tu mejor amigo necesita un plomero, te presentas en su casa con un alambre y un paquete de cervezas. Nuestra idea del ciclo vital es una boda que dura hasta que tenemos que ir a una funeraria y a curarnos la cruda en un bautizo. De acuerdo con Portilla, reunidos ante el promisorio pipián, borramos la causa que nos llevó ahí: estar en compañía se convierte en la motivación absoluta del acto. El chile piquín tiene más valor operativo que el aniversario que nos convocó.

La condición gregaria sirve para paliar la deficiencia de estar solos. Siempre me ha sorprendido la costumbre de invitar a nuestra mesa al conocido que vemos comer solo en un restorán. Aunque haya decidido ir por su cuenta a ese sitio, asumimos que la soledad lo hace sufrir.

Todo ágape nacional es una ceremonia del perdón: reprobamos el examen, nos corrieron del trabajo, la novia nos abandonó, rendimos menos de lo esperado pero lo bueno es que eso no les importa a los amigos. Sería simplista afirmar que nos gusta el fracaso. El asunto es más sofisticado: cuando el vencido vuelve al clan comprueba que lo importante nunca es personal y lo colectivo siempre es grandioso. El diálogo del individuo con su grey podría ser éste: "Si quieres ser lo máximo, allá tú: aquí todos nos limitamos a ser a todo dar".

Nuestra vida social es deficiente porque depende de normas que no observamos. En cambio, nuestra vida comunitaria es un vergel porque depende de afectos que exageramos. ¿Para qué ser pragmáticos si podemos ser querendones?

Todo esto es una generalización, desde luego, pero las identidades no son otra cosa que ilusiones asumidas en forma mayoritaria. Aunque algunos mexicanos odian los dulces de piloncillo, muchos dentistas atienden dientes rotos por comer trompadas.

Llega el momento de volver a los delanteros, sufridos depositarios de la esperanza. Me atrevo a plantear una pregunta que atañe menos al deporte que a la ontología: ¿de veras les conviene anotar?


El afecto de la tribu depende de convivir entre la mucha gente, y nada lastima más el espíritu fiestero que hacerse el singular. En los convites sólo deben destacar los expulsados. El huésped perfecto come tres platos de mole, baila con frenesí sin cuestionar las posibilidades coreográficas de la música y se descalabra en una puerta, es decir, actúa con normalidad.
Durante milenios, las reuniones vernáculas han dependido de tareas defensivas. La pregunta "¿quiénes son esos?" puede remontarse a los tlaxcaltecas o a los vecinos que se colaron, lo significativo es que los aceptamos a condición de que no le hagan el feo a nada. Proteger el acontecimiento para que siga igual es una de nuestras especialidades. Baste mencionar la estructura de resistencia que determina la oferta de bebidas: primero se acaba el hielo, luego el Tehuacán, finalmente la Coca, pero nunca se acaba el chupe.

Esto nos lleva a la cultura del aguante. Comer un puñado de chile habanero, cargar dos botellones de agua electropura, recibir toques eléctricos o poner las manos en el comal de las tortillas no representan arrebatos suicidas sino prestigiadas formas de la entereza. Nada más lógico que tengamos tres defensas jugando en las mejores ligas europeas.

¿Y qué pasa con los delanteros? Anotar un gol singulariza, desmarca y, sobre todo, crea una responsabilidad. Si acertaste una vez, se espera que aciertes la siguiente. Hugo Sánchez fue el mejor jugador mexicano de todos los tiempos sin ser un ídolo como Enrique Borja. Su rendimiento era demasiado frecuente para ser entrañable. En México 86 el héroe de la selección fue el Abuelo Cruz, dueño de una picardía ajena a la victoria (se esperaba tanto del astro del Real Madrid que el público del Estadio Azteca convirtió la notoriedad en ultraje: "México ganó porque Hugo no jugó").

El que yerra un gol regresa sin trabas con los suyos, es readmitido en la comunidad donde el mariachi sirve de ansiolítico. El que anota empieza a quedar fuera, avanza a la estepa de las exigencias individuales.

Los atletas que hace dos noches fallaron tantos goles son irrenunciablemente nuestros. Lo mismo puede decirse de un público cuya alegría no se deja afectar por el resultado.

¿Es posible marcar una diferencia sin apartarse de la tribu? Resolver esta pregunta es el desafío de un país que no es ajeno a la dicha, pero que sería mejor si tuviera seguridad, justicia social y delanteros.

Juan Villoro

jueves, 8 de febrero de 2007

La irresistible tentación de llamarse Hugo Sánchez…


Es dificil llamarse Hugo Sánchez. Levantarse todos los días con un glorioso pasado como futbolista. Es dificil. Pensar que tu simple presencia marca un antes y un después en la historia del futbol mexicano, es realmente complicado. Y en el caso de Hugo Sánchez, callarse la boca cuando se asoman los micrófonos es una tentación absolutamente irresistible.
“¡Yo soy irresistible!” declaró el “Macho”, al más puro estílo de Mohammed Alí, que acaba de cumplir años, con la notable diferencia que el campeón sí noqueaba a sus rivales, y el día que dejó de hacerlo, cerró definitivamente la boca, y se sumió en el silencio de sus recuerdos y su enfermedad.

Hugo Sánchez siempre ha tenido un enfermizo gusto por ser el centro de la polémica, el ojo del huracán, el hoyo de la dona. Le llamaban “actitud ganadora” cuando era el máximo goleador de Europa, cosa que cambió por por “franca mamonería” cuando su cuerpo, envejecido, ya no le daba para sus acrobáticas cabriolas, y ya no facturaba con goles su salario mensual.
Sumado a su gusto por la polémica, está el hecho que Hugo Sánchez se ha caracterizado por sus grandes enfrentamientos, en lo deportivo y en lo personal, con diferentes personas. Todo el mundo sabe de la enemistad que Hugo Sánchez le profesa a Ricardo Antonio Lavolpe, lo que no todo el mundo sabe es que esa enemistad viene desde que ambos eran jugadores, uno en Pumas, el otro en el Atlante. Resulta que en un partido Hugo Sánchez le metió tres goles a Lavolpe, y el último de “Chilena”. Lavolpe declaró a la prensa que bajo ningún concepto le volvia a meter tres goles Hugo Sánchez, y muchísimo menos de “Chilena”. Bueno pues en el siguiente partido, Hugo Sánchez le metió tres goles, y efectivamente, el último fue de “Chilena”. Comprenderán que desde entonces se caen no mal sino lo que le sigue. Ese mal rollo se acentuó cuando Lavolpe dirigió a Hugo Sánchez en su paso por el Atlante, y su punto más álgido lo tuvo en la campaña de descredito permanente que tuvo hacia el entrenador argentino en todo su proceso.
Sin embargo en la historia de Hugo ha habido otros grandes enfrentamientos personales. En su paso por el Real Madrid fue muy sonado en la prensa deportiva española el enfrentamiento dialéctico que mantenía con Juan Carlos Ablanedo, que era el portero del Logroñes. Ese enfrentamiento dialéctico culminó con el que es recordado como uno de los goles más bonitos de la historia del Futbol Español, y que provocó que en los encabezados de los periódicos deportivos se leyera simplemente “¡Señor Gol!”, que curiosamente es Logroñes al revés.
Ya hacia el final de su carrera en el Real Madrid tuvo un enfrentamiento con Hristo Stoichov, y es que el año que Hugo Sánchez gana lo Bota de Oro (1989- 90), la tuvo que compartir con el búlgaro, que jugaba para CSK de Sofía. Para la temporada siguiente el FC Barcelona lo ficha, convirtiendolo en uno de sus ídolos, la rivalidad obviamente crece a partir de ese momento.


Cuando Hugo regresa a México lo hace al Club América. Su llegada provoca la salida de Antonio Carlos Santos, que era una estrella indiscutible y un símbolo del club porque el jugador brasileño se casó con Ema Portugal, que es la primera esposa de Hugo Sánchez, y la madre de Huguito. Esta enemistad, aunque pertenece más al mundo del corazón que al del futbol, de alguna manera le significó a Santos su fichaje como comentarista en TV Azteca con José Ramón Fernández.
Después del América, Hugo Sánchez regresa a España y se pone a jugar en el Rayo Vallecano. Ahí tiene un enfrentamiento con José María Ruiz- Mateos, que era el presidente del equipo, al que le obliga a pedirle publicamente perdón por unas declaraciones que al jugador le parecieron fuera de tono. El presidente, obligado por la precaria situación de su equipo (que actualmente milita en tercera división) le pidió disculpas, a pesar de ser un personaje que se caracterizaba por encadenarse a los tribunales, taparse la boca con cinta, o disfrazarse de Supermán, y es que estuvo durante años investigado por corrupción y era un habitual en la prensa española.
A su regreso a México fue muy sonado el enfrentamiento que tuvo con Miguel Mejía Barón al que le recriminó no meterlo en el Mundial de Estados Unidos 1994 en el partido con Bulgaria, que a la postre México perdería en série de penalties. Hugo Sánchez le creó una controversia con la prensa al entrenador que nunca la ha perdonado la indiscreción y la falta de respeto. Desde entonces, y a pesar de seguir siendo jugador en activo, Hugo Sánchez aprovechó para auto postularse para dirigir a la Selección Mexicana.
Pocos meses despues tuvo un nuevo enfrentamiento, pero esta vez contra Raúl González, el marchista ya retirado que en esa época era el Director de la CONADE, al que le creó una controversia sobre su gestión al frente del Deporte Mexicano. Aprovechó también su repercusión en los medios para declararse listo para dirigir al Deporte Mexicano, seguía siendo jugador.
Famoso y conocido era el enfrentamiento que tenía con diferentes personajes de los medios como por ejemplo José Ramón Fernández. El comentarista lo criticaba abiertamente y sobre todo por la manifiesta amistad (desde que era jugador) con los comentaristas de Televisa, que le dedicaban libros como “Mi amigo Hugol” y lo contrataban como especialista para la transmisión de campeonatos Mundiales y demás torneos importantes.
De hecho se habla que la reciente y por demás misteriosa salida de José Ramón Fernández de TV Azteca, tenga que ver con el pago de favores entre Carlos Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean a favor de Hugo Sánchez. El caso es que Hugo ya aparece y participa en los promocionales de la televisora del Ajusco.

Nos queda un poco la duda de quién puede ser el nuevo enemigo de Hugo, lo que sí queda claro, analizando un poco su historia personal, que el “Penta Pichichi” es del tipo de personas que utiliza el enfrentamiento para motivarse y superarse. Tal vez por eso la gente lo considera un “ganador nato”. Ahora Hugo Sánchez se encuentra en una posición en la que lejos de enfrentamientos, tiene que ser un enorme moderador, pues en cada aficionado al futbol hay un director técnico.
En mi humilde opinión tiene dos caminos, ó se enfrenta con todo el mundo en un acto de desquiciada megalomanía, ó se mira al espejo y se da cuenta que su principal advesario es él mismo, y sobre todo su lengua viperína. Y es que esa es la irresistible tentación de llamarse Hugo Sánchez.

Sebastián del Amo